Resistencia, Chaco, 18 de febrero de 2009
Como interpretan tanto los pobladores de Tartagal como numerosos y acreditados científicos y organizaciones sociales y ambientalistas, la expoliación de los recursos naturales con la consiguiente degradación ambiental, las obras descabelladas y las pésimas decisiones oficiales y empresariales, prepararon el desastre al que las lluvias sólo aportaron el toque final. Dichas lluvias por sí solas no eran suficientes para consumar la devastación, según apreciaciones de especialistas del Servicio Meteorológico Nacional.
Salvo justamente los empresarios del sector forestal y de la agroindustria, que salieron prontamente al cruce con expresiones en contrario, todos coinciden en señalar al desmonte como la causa principal de éste y los anteriores aluviones. Más allá de que se destruya la selva en busca de petróleo o madera, con fines de cultivo, practicando voladuras de terrenos o abriendo caminos y picadas de manera anárquica, el resultado está a la vista de todos y desnuda la miseria y postergación a que están sometidos los ciudadanos más pobres que habitan las tierras donde se consuma la mayor degradación ambiental.
QUÉ PLANTEAMOS
Salvo justamente los empresarios del sector forestal y de la agroindustria, que salieron prontamente al cruce con expresiones en contrario, todos coinciden en señalar al desmonte como la causa principal de éste y los anteriores aluviones. Más allá de que se destruya la selva en busca de petróleo o madera, con fines de cultivo, practicando voladuras de terrenos o abriendo caminos y picadas de manera anárquica, el resultado está a la vista de todos y desnuda la miseria y postergación a que están sometidos los ciudadanos más pobres que habitan las tierras donde se consuma la mayor degradación ambiental.
QUÉ PLANTEAMOS